¿Dónde está?, dije entre dientes. De verdad quería
encontrarlo, tenía esa necesidad intensa de tocarlo de nuevo, de sentir su
aliento en mi cuello, de sentirme acompañada, de volver a nacer.
Busque en la maleta porque pensé que quizás ahí podía haberlo dejado.
Revisé en mi clóset pasando de un lado a otro todas las cosas, esperando verlo
entre mi camisa favorita. Tal vez lo dejé en algún bolsillo del pantalón que
traía hace unas semanas.
Busqué en la mesa de noche, entre el libro que leía, pasé
página por página. Busqué rápidamente entre las palabras, tal vez ahí lo dejé,
pensaba, pero no. No estaba por ninguna parte.
Revisé la caja del perfume que le gustaba a mi ex. Nada.
¿Dónde lo dejé?
Tal vez lo olvidé en un vagón del metro mientras estuve
viviendo en la ciudad. Tal vez lo dejé en el cine la última vez que lloré al
ver una película. Tal vez entre las sonrisas que hubo entre una película boba.
Tal vez se escondió de mí.
Revisé en mis zapatos... en los tacones rojos muy altos,
entre los deportivos nuevos, las sandalias, las zapatillas, las cholitas de
playa. No estaba ahí.
Abrí las gavetas y hasta la cajita de los recuerdos que siempre mantengo sellada… encontré
cartas, fotografías, letras, recibos y notas sin importancia, pero no lo vi.
Saqué todas las bolsas, revisé todos los bolsillos, espacios
dentro de cada uno de los posibles escondites. No, no estaba ahí.
Por fin miré debajo de la cama, intentando enfocar todos los
detalles. Creí que lo había encontrado, pero era solo una
media perdida desde hace algún tiempo... El amor tampoco estaba debajo de mi
cama.
Abrí la computadora, puse en google “amor” y encontré miles
de palabras, definiciones, fotografías, pero no era nada igual a lo que yo
conocía.
Pensé que de tanto estar en Twitter podría hallarlo ahí.. Conseguí frases y anécdotas. Muchos amores se parecen entre sí, pero cada quien sabe cuál es el
suyo. No, ahí no estaba mi amor.
"A veces es necesario salir de la burbuja para poder ver
mejor" leí alguna vez y decidí hacer caso.
Salí a pasear, miré la cara de las personas que se me
atravesaban.. Algunos sonreían, lloraban, hablaban, gritaban. Pero no lo encontré ahí.
Regresé a casa y traté de buscar otra vez. Pero nada.
Decidí irme a dormir, tal vez descansando un poco, con luz
nueva, con otra oportunidad por delante, podría encontrar lo que buscaba.
Pasaron los días, semanas, meses… dejé de buscar. Me rindo. Tal vez no debo
buscarlo, tal vez él debe encontrarme a mí.