
De nada sirve llorar. De nada sirve lamentar. Ya no quiero recordar.
Pero sentada en una silla, con la mirada perdida, recuerdo algún día de esos que nunca logro olvidar.
Y es que mi voz no sabe decir. Mi voz se apaga escribiendo para ti, con espinas que duelen, con secretos que callo, con los que te cuento y los secretos que te guardo.
Tengo en las manos deseos insatisfechos que se me deslizan entre los dedos y no puedo retener.
Con un golpe de rabia le cierro la puerta al pasado, y me largo con mis escritos, en los que nunca te nombré. Y me llevo mis miedos, esos que nunca te conté.
Me voy escuchando el silencio detenido en el aire, sabiendo que cuando más necesite de ti llegará alguien que me haga olvidarte.
La verdad es que este comentario es una manera de decirte que estoy sin comentarios... simplemente me encantó esta entrada, demasiado sincera, super sentida.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu estilo, es super fresco! sigue asi Mary.
Besos!
Me siento retratada con este escrito!!!!!!!! intenso y maravilloso, lleno de sentimiento...felicidades, tienes un don...abrazos para ti
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